Thomas P. Hughes desarrolla su
concepción de los sistemas tecnológicos. Su punto de partida es la tradición
histórica del análisis de la tecnología, cargada de supuestos deterministas.
Hughes, aunque heredero de ellos, se propone superarlos explícitamente.
Del mismo modo, su asunción de una visión sistémica a partir de elementos
heterogéneos integrados en red, acerca su teorización a
las concepciones constructivistas. Su intención es a la vez trascerder el
determinismo tecnológico sin caer en un constructivismo ortodoxo. A pesar de
ello, parte de sus desarrollos teóricos suponen el punto de arranque
esencial, de las argumentaciones de Bruno Latour y Michael Callon , artífices de las posturas
consideradas más radicales, dentro de la perspectiva consturctivista.
“El concepto de
impulso tecnológico evita el extremismo tanto del determinismo
tecnológico como de la construcción social presentando una explicación más
compleja, flexible, dependiente del tiempo y persuasiva del cambio
tecnológico”(aumento o disminución de la inercia en las diferentes fases)
Hughes explica la relación entre tecnología y sociedad a partir del concepto
denominado momentum tecnológico,
es decir, la propensión de las tecnologías por desarrollar trayectorias
previamente definidas en un determinado momento de su desarrollo. Dice Hughes
que cuando el sistema es joven, el entorno configura el sistema. A medida que
el sistema va siendo mayor y más complejo, va cobrando impulso o momentum y el sistema es cada vez
menos configurado por su entorno y por el contrario el sistema se convierte en
el elemento que más configura la sociedad. En otras palabras, el sistema
configura la sociedad y es
configurado por ella.
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