El libro nos presenta dos posturas escépticos y radicales los
primeros se refiere a que su argumento es que toda la palabrería sobre la
globalización se queda en eso, en mera
palabrería. Sean cuales sean sus beneficios, sus desafíos y tormentos, la economía globalizada no es especialmente
diferente de la que existía en periodos anteriores. El mundo funciona de forma
bastante parecida a como lo ha hecho durante muchos años.
La
mayoría de los países, afirman los escépticos, ganan sólo una pequeña parte de
su renta con el comercio exterior. Además, buena parte del intercambio
económico se da entre regiones, en lugar de ser verdaderamente mundial. Los
países de la Unión Europea, por ejemplo, comercian principalmente entre ellos.
Lo mismo se puede decir de los otros grandes bloques comerciales, como la costa
pacífica de Asia o Norteamérica.
Y
tenemos a los radicales que afirman que no sólo la globalización es muy real,
sino que sus consecuencias pueden verse en todas partes. El mercado global,
dicen, está mucho más desarrollado incluso que en los años sesenta y setenta, y
es ajeno a las fronteras nacionales. Los Estados han perdido gran parte de la
soberanía que tuvieron, y los políticos mucha de su apacidad para influir en
los acontecimientos. No es sorprendente que nadie respete ya a los líderes políticos,
o que nadie tenga mucho interés en lo que tienen que decir. La era del Estado-nación
ha terminado.
En
mi parecer la globalización abarca no solo lo económico, también lo político,
cultural, tecnológico, etc. Vemos en países como adoptamos tradiciones,
reformas políticas, que deberían según servirnos para el desarrollo pero vemos
que no es cierto, gracias al adoptar esas tradiciones se pierden las nuestras,
y al querer imitar políticas de otros países pues nos hundimos más. Para mí la globalización
se ha demostrado que ni existe y no existirá ya que no todos los países podemos
ir creciendo al parejo, hasta en la unión europea que intentan todos unidos
evitar que países como Grecia, España, salgan de sus crisis económicas pues no
lo han logrado.
También
ha cambiado como la familia, solo una minoría de gente vive ahora en lo que
podríamos llamar la familia estándar de los años cincuenta – ambos padres viviendo
juntos con sus hijos matrimoniales, la madre ama de casa de tiempo
completo y el padre ganando el pan -. En
algunos países más de una tercera parte los nacimientos tienen lugar fuera del matrimonio, mientras
que la proporción de gente que vive sola ha crecido exorbitantemente y parece probable que
lo haga aun más. En muchas sociedades, como Estados Unidos o Gran Bretaña, el
matrimonio sigue siendo muy popular – se ha calificado, adecuadamente, como
sociedades de mucho divorcio y mucho matrimonio – Estados Unidos y Europa afirma que no quiere
tener niños, y parecen decirlo en serio.
Observamos
que a pesar que el libro no es de esta década, nos dice de eventos que actualmente
están sucediendo, y que están ya para preocuparnos, será interesante lo que nos
espera para los siguientes años.
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