jueves, 26 de septiembre de 2013

UN MUNDO DESBOCADO



No hay un solo país en el que la globalización no esté siendo exhaustivamente discutida, con esa frase que encontramos en el primer capítulo del libro me gustaría comenzar con esta reflexión del libro Un mundo desbocado,  y me parece lo más exacta ya que al día de hoy todos los países discuten sobre qué es la globalización, si los que sólo se favorecen son las grandes potencias, si aun no alcanzamos una globalización en realidad. 


El libro nos presenta dos posturas escépticos y radicales los primeros se refiere a que su argumento es que toda la palabrería sobre la globalización se queda en eso,  en mera palabrería. Sean cuales sean sus beneficios, sus desafíos y tormentos, la  economía globalizada no es especialmente diferente de la que existía en periodos anteriores. El mundo funciona de forma bastante parecida a como lo ha hecho durante muchos años.

La mayoría de los países, afirman los escépticos, ganan sólo una pequeña parte de su renta con el comercio exterior. Además, buena parte del intercambio económico se da entre regiones, en lugar de ser verdaderamente mundial. Los países de la Unión Europea, por ejemplo, comercian principalmente entre ellos. Lo mismo se puede decir de los otros grandes bloques comerciales, como la costa pacífica de Asia o Norteamérica.

Y tenemos a los radicales que afirman que no sólo la globalización es muy real, sino que sus consecuencias pueden verse en todas partes. El mercado global, dicen, está mucho más desarrollado incluso que en los años sesenta y setenta, y es ajeno a las fronteras nacionales. Los Estados han perdido gran parte de la soberanía que tuvieron, y los políticos mucha de su apacidad para influir en los acontecimientos. No es sorprendente que nadie respete ya a los líderes políticos, o que nadie tenga mucho interés en lo que tienen que decir. La era del Estado-nación ha terminado.

En mi parecer la globalización abarca no solo lo económico, también lo político, cultural, tecnológico, etc. Vemos en países como adoptamos tradiciones, reformas políticas, que deberían según servirnos para el desarrollo pero vemos que no es cierto, gracias al adoptar esas tradiciones se pierden las nuestras, y al querer imitar políticas de otros países pues nos hundimos más. Para mí la globalización se ha demostrado que ni existe y no existirá ya que no todos los países podemos ir creciendo al parejo, hasta en la unión europea que intentan todos unidos evitar que países como Grecia, España, salgan de sus crisis económicas pues no lo han logrado.

También ha cambiado como la familia, solo una minoría de gente vive ahora en lo que podríamos llamar la familia estándar de los años cincuenta – ambos padres viviendo juntos con sus hijos matrimoniales, la madre ama de casa de tiempo completo  y el padre ganando el pan -. En algunos países más de una tercera parte los nacimientos  tienen lugar fuera del matrimonio, mientras que la proporción de gente que vive sola ha  crecido exorbitantemente y parece probable que lo haga aun más. En muchas sociedades, como Estados Unidos o Gran Bretaña, el matrimonio sigue siendo muy popular – se ha calificado, adecuadamente, como sociedades de mucho divorcio y mucho matrimonio –  Estados Unidos y Europa afirma que no quiere tener niños, y parecen decirlo en serio.
Observamos que a pesar que el libro no es de esta década, nos dice de eventos que actualmente están sucediendo, y que están ya para preocuparnos, será interesante lo que nos espera para los siguientes años. 

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